Así lo afirma Boris Santander, arqueólogo chileno
que realiza el doctorado en Cuaternario y Prehistoria en el IPHES, en Tarragona,
donde ya estuvo para su tesis de máster
Destaca la metodología que se utiliza, los
sistemas informáticos de registro y la interacción entre profesionales de
distintas disciplinas
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Boris Santander en las instalaciones del IPHES, en el campus Sescelades de la URV - Jordi Mestre/IPHES |
Mi nombre es Boris
Santander Pizarro, tengo 28 años y soy arqueólogo; me formé en la
Universidad de Chile. En el 2008 gané una beca para estudiar el Master Erasmus
Mundus en Cuaternario y Prehistoria en Portugal, que imparten conjuntamente la
Universidad de Tras-os-Montes e Alto Douro y el Instituto Politécnico de Tomar (socios de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona en el mismo máster).
Como tenía que hacer movilidad en alguna de las universidades socias del master
y ya conocía, por los vínculos con la Universidad de Chile -a través de colegas
como Donald
Jackson o Eugenio Aspillaga, miembros de la RED Orígenesdel IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social)-, el
trabajo que hacían los investigadores de la Universitat Rovira i Virgili (URV)
y de dicho centro, en Tarragona, mi decisión fue clara.
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Con el embajador de Chile en España, Sergio Romero, en Atapuerca el verano de 2012 - IPHES |
Así pues, en esta ciudad
realicé mi movilidad, y una vez defendida mi tesina, que trata sobre huellas de uso
en artefactos de hueso de un yacimiento Formativo Temprano (de hace
entre 4.500-2.000 años antes del presente), en el norte de Chile, volví a mi
país con muchas más preguntas acerca, no sólo de los artefactos del yacimiento
analizado, sino también sobre el conjunto óseo en general de esa zona del
desierto de Atacama.
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En el desierto de Atacama, en Chile, donde centra su tesis doctoral - IPHES |
De este modo, mientras
trabajaba como docente en la Universidad de Chile, opté a una beca del gobierno
chileno para volver a Tarragona, que
afortunadamente gané, y esta vez para cursar el doctorado en Cuaternario y
Prehistoria, bajo la dirección de Isabel Cáceres, investigadora del IPHES. Mi estudio
se centra en un yacimiento del Desierto de Atacama, abordando problemáticas
relacionadas con la tafonomía de los restos óseos hallados en este lugar, es
decir, el
conjunto de procesos que afectan a los huesos desde que los animales
mueren hasta que son recuperados por los arqueólogos, muchísimos años
después.
Aprovechando mi estancia
en el IPHES, el verano pasado participé en las excavaciones de la Sierra deAtapuerca, concretamente en el yacimiento de Galería, ubicado en la zona
conocida como Trinchera del Ferrocarril, y ha sido una experiencia
tremendamente interesante.
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Con la investigadora del IPHES, Isabel Cáceres, que le dirige la tesis, en una sesión de microscopia - Jordi Mestre/IPHES |
Hay varios aspectos que
me han llamado poderosamente la atención del sistema de trabajo. En primer
lugar, una
metodología de registro y de excavación muy acuciosa, y que resuelve
muchos de los problemas a los que los arqueólogos nos enfrentamos una vez que
los materiales se encuentran en nuestros laboratorios. Trabajar con sistemas
informáticos estandarizados de registro es un gran avance para la
gestión de una información tan frágil como es la de los contextos arqueológicos
y que estoy seguro, tarde o temprano se va a expandir entre equipos de
investigación del mundo entero.
Las cronologías
En segundo lugar, es notoria la interacción
entre equipos de investigadores de diferentes especialidades confluyendo
hacia el estudio de la prehistoria en Atapuerca profesionales provenientes de
la Arqueología, Biología, Conservación y Geología, entre otras disciplinas.
Esto demuestra que la inter y la transdiscilinariedad en la ciencia
es una realidad posible y fructífera.
Por último, y a título
más bien personal, es una experiencia tremendamente gratificante excavar en yacimientos
con cronologías muchísimo más allá de los límites a los que estoy acostumbrado.
Hemos de pensar que en América, la datación fiable más antigua ronda los 14.500
años antes del presente. Por ello Atapuerca es enormemente estimulante, ya que
te obliga a pensar en problemas de otra índole, ligados a los orígenes del pensamiento complejo o de
estrategias de obtención de recursos muy diferentes a las que me
había enfrentado hasta ahora.